Comienza en la pubertad con cambios físicos (caracteres sexuales secundarios), donde se observa un crecimiento vertiginoso que ocurre entre los 10 y 12 años en las mujeres y aproximadamente dos años más tarde en los varones, aunque es muy variable en cada individuo. Los cambios psicoemocionales y sociales son la característica fundamental.
Es un período en el que los adolescentes toman conciencia sobre la imagen corporal, donde el cuerpo varía de forma entre unos y otros, y la percepción del mismo influye significativamente en la autoestima y en la relación con sus pares.
La alimentación en la adolescencia es un gran desafío, ya que los adolescentes ya no comparten el mismo tiempo con la familia, sino que realizan comidas fuera del hogar y participan en actividades grupales, muchas de las cuales incluyen el consumo de alimentos poco saludables, como comida rápida y ultraprocesados.
Es importante tener en cuenta que, dentro del hogar, la responsabilidad de la nutrición y de una alimentación adecuada en esta etapa sigue siendo de los adultos, fomentando siempre buenos hábitos desde el ejemplo.
La neurociencia demuestra que los adolescentes deberían dormir 10 horas, ya que su cerebro está en constante cambio y su gasto energético es mayor. Además, debido a la intensa actividad hormonal a la que está sometido, el cerebro adolescente no logra conciliar el sueño hasta avanzada la madrugada.
Por eso, muchas veces observamos este comportamiento y surge la falsa sensación de que “se han vuelto noctámbulos” y prefieren acostarse después de la medianoche, cuando en realidad se trata de un fenómeno biológico totalmente fisiológico para esta edad.
En esta era digital, el uso de dispositivos electrónicos se ha convertido en un gran desafío; son el medio más elegido por los adolescentes y, aunque a veces cueste entenderlo, la vida social se ha virtualizado. Ahí suele estar la mayoría de sus vínculos, como antes lo estaban en otros escenarios. Por eso, cuando se conectan a la web, no están perdiendo el tiempo: comparten, opinan, crean y exploran.
Debemos brindar entornos seguros y mantener la supervisión constante de los adultos responsables, así como estar atentos a cualquier señal de alarma ante cambios en la conducta del adolescente. Es fundamental acompañar y controlar lo que consumen en redes sociales, ciberbullying, grooming, grupos de WhatsApp, pedofilia, etc., para protegerlos de posibles riesgos.
Cada etapa de la vida de tu hijo/a es única.
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